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5. Conclusiones

Finalizando, creo que en la práctica en la asociación se producen nuevos modos de ser social, aunque dentro de las limitaciones del habitus y del campo. En la práctica de la capoeira, se da una ruptura con la vida cotidiana: en el plano del movimiento corporal, en la apropiación de diversos roles y protagonismos, y también en la desestructuración de clases y jerarquías habituales. Esta ruptura podría aproximarse a lo que Turner ha dado en llamar momentos liminales en que se contesta la estructura social dominante, se suspende el tiempo cotidiano y las distinciones sociales. Así, este tipo práctica es capaz de promover en los sujetos nuevos espacios para la “inclusión social19”, valorizando, en el campo de las políticas culturales y educativas, el capital cultural “afro” y “nacional” y el conocimiento corporal. Sin embargo, la práctica siempre está atravesada por estructuras de clase y género que no son contestadas, sino incluso reforzadas (Reed, 1998: 510). En este caso, la elección del estilo “objetivo” se liga a la posibilidad de ser capoeirista para los sectores populares, y la dinámica “masculina” y la matriz heterosexual, excluyen otras manifestaciones posibles de los roles de género. Por último, entendemos la producción del habitus del que emerge la práctica en un sentido histórico: si bien la asociación desarrolla de modo autónomo su práctica en una coyuntura favorable, que legitima las actividades “culturales” con los sectores populares y está incluso apoyada por el gobierno municipal, debemos entender esta coyuntura como producto de la lucha que diversos movimientos sociales sostuvieron y sostienen contra una estructura social desigual.

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